BUTÁN

Llegas a Thimbu y te falta el aire, porque la capital duerme sobre una de las cordilleras del Himalaya. No te preocupes, Buda te acompañará durante todo el viaje, que promete ser tan bello en el exterior como profundo en tu interior. Desde la impresionante presencia del maestro espiritual en el Valle de Paro, inmortalizada en una estatua de 51’m de altura, hasta su legado y enseñanzas transmitidas en los más de dos mil monasterios del reino.

Sientes que te acogen las soberbias fortalezas de Tashicho Dzong, las impresionantes estructuras de Punakha Dzong o la fortificación más antigua del país, Simtokha Dzong que, desde Punakha, le rinde pleitesía al gigante, al poderoso monte Gangkhar Puenseum. Con sus 7.570 metros de altura, ostenta orgulloso el honor de ser el pico más alto del mundo sin escalar.

En Bután la paz no se busca, la paz sale a tu paso. Se presenta en forma de templos como Chimi Lhakhang, un monasterio del siglo XV dedicado a la fertilidad o el Monasterio del Nido del Tigre, al que llegas a lomos de un caballo. Este centro espiritual encuentra su equilibrio suspendido de un acantilado. Las piedras te cuentan la historia de un Gurú que voló a lomos de una tigresa en llamas hasta una cueva. Y a ti no te queda más remedio que creer, porque en este país se respira, se cree y se ama.